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FUNDAMENTOS DEL TRABAJO SOCIAL. FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES. UNCuyo

POLÍTICAS SOCIALES UNA MIRADA DESDE EL TRABAJO SOCIAL

POLÍTICAS SOCIALES UNA MIRADA DESDE EL TRABAJO SOCIAL

AUTORAS:  Prof. Titular: Lic. Lidia Ruiz.   Prof. Adjunta: Mgter. Flavia María Manoni.    

INTRODUCCIÓN:

 

El presente trabajo intenta realizar un análisis de la crisis Argentina y las políticas sociales en relación al Trabajo Social mediado obviamente para los alumnos de primer año de la Carrera LICENCIATURA EN TRABAJO SOCIAL, recabando conceptos desde  una perspectiva crítica. Asumimos el rol de sujetos preocupados por el acelerado proceso de exclusión y desafiliación social que se ha dado desde los 80 hasta la actualidad en la Argentina.

Estamos comenzando el  siglo XXI y como profesionales insertos en las políticas sociales, ellas siguen dando lugar a la reflexión desde Trabajo Social, porque es indudablemente el marco de inserción del Trabajo Social como profesión, esto sin descontar que el mundo esta sufriendo profundos y permanentes cambios y se plantea el gran desafío de la época: compatibilizar un desarrollo económico sustentable con integración, inclusión social y democracia…

 

Las vinculaciones del pasado se debilitan y son reemplazadas por nuevos vínculos, los lazos de identificación se han tornado más tenues y flexibles, hay una reformulación de las identidades sociales, de los movimientos sociales. A las viejas desigualdades se agregan nuevas diferencias. “Más que una época de cambios, se vive un verdadero cambio de época”.

 

El devenir de los procesos históricos estudiados  puede inscribirse en distintos discursos, generando debates y conflictos entre las diferentes interpretaciones en el campo de las ciencias sociales y la teoría política y por ende en el Trabajo Social.

 

CONCEPTOS  CENTRALES:

 

El objetivo perseguido al plantear el Análisis de las Políticas Sociales, desde la mirada del Trabajo Social,  tiene como base que esta profesión de una u otra manera se ha desempañado en relación a alguna de las Políticas Sociales, e incluso algunos autores como Teresa Matus y Paulo Netto no escatiman en expresar que el Trabajo Social como profesión surge precisamente cuando el Estado se interesa y se preocupa por enfrentar la cuestión social vía políticas sociales.  Es en este contexto en que los y las argentinas debemos decidir cual es el desarrollo apropiado para nuestro país en un proceso en que las personas quieren ser dueñas de su futuro, por cierto “incierto”. Todo proceso social implica construcción y destrucción, lo positivo y lo negativo, por ello el futuro implica oportunidades pero también amenazas. ¿Cómo enfrentaremos como Trabajadores Sociales este futuro incierto?

 

Nuestro país esta viviendo un proceso económico-social que concita la atención internacional y que presenta particular interés desde el punto de vista del desarrollo social y la superación de la pobreza. En efecto las cifras estadísticas señalan que Argentina experimenta un proceso de crecimiento económico sostenido, al tiempo que se estaría planteando la  reducción de la pobreza…Sin embargo Onetto dice :¨Las principales inequidades que se perpetúan bajo los logros del modelo económico y político vigente son: la desigual distribución de ingresos, bienes, servicios, conocimientos, poder, integración social de los jóvenes, uso de los recursos naturales, e inequidad en las condiciones de desarrollo de los niños”…

 

Podemos destacar la enorme brecha entre los enormes avances de la modernización y la subjetividad insegura de los argentinos que se manifiesta en la inseguridad de su sociabilidad cotidiana, de los sistemas de protección social, salud y previsión como también la incertidumbre del futuro para crear y disfrutar la calidad de vida deseada.  Hay que mejorar la calidad de la vida social para que los argentinos para que puedan incidir efectivamente sobre la marcha del país".

 

Áreas estratégicas de desarrollo:

 

  • los "sueños colectivos" en torno a los cuales pueden aunarse esfuerzos con horizontes de futuro;
  • El "capital social" que se refiere a las capacidades sociales de las personas, que aumentan cuando se consolidan relaciones de confianza y cooperación.
  • El vigor de la acción ciudadana para expresar la voluntad y capacidad de determinar el destino de la nación.

 

Dentro de este análisis hay supuestos fundamentales:

 

  • La sociedad es más que la suma de individuos…
  • El desarrollo del país no esta guiado por algún "piloto automático" y no da igual para el bienestar de la gente cuáles opciones son seleccionadas.
  • Argentina ha entrado en nueva etapa de su desarrollo. Ni es posible un retorno al pasado ni existe un modelo único para el futuro.
  • Las personas serás sujetos efectivos del desarrollo cuando gobiernen y participen de los cambios. Y podrán modelar dichos procesos en la medida en que las iniciativas individuales puedan apoyarse en las capacidades sociales del conjunto.

 

Ahora bien, desde el analisis de este prefacio comenzaremos afirmando, como que las Políticas Sociales dependen en su estructura de “la mirada”, la ideología, es decir son el producto de un “TIPO DE ESTADO”. La Implementación de Programas de Política Social, siempre e ineludiblemente están teñidos por “la concepción de estado” la “concepción de hombre” y “la concepción de sociedad”. Al decir de Jeffrey Alexander, para entender las teorías sociales “debemos saber un poco de las personas que las escribieron: cuando y como vivieron, donde trabajaron, y los mas importante, como pensaban. Tenemos que entender estas cosas para entender por qué decían lo que decían por qué no decían otra cosa, por qué cambiaban de parecer… Siempre detrás de estos textos teóricos están las personas y sus mentes”. (Jeffrey, 1995.). Esto significa en pocas palabras, que siempre detrás de una política social hay una concepción sociológica, económica, antropológica e ideológica; en resumen hay un posicionamiento ético-político basado en una teoría política.

 

La política social fue uno de los principales eslabones que fortalecieron el concepto moderno de Estado, complementando el cumplimiento de los derechos políticos con el reconocimiento de los derechos sociales. Esta formó parte de lo que se ha denominado como Estado del Bienestar, el cual también involucra otros aspectos más amplios relacionados con las políticas dirigidas a alcanzar el pleno empleo.


Dado que este modelo de Estado forjó una visión orientada a propiciar un proceso de amplio control de las leyes del mercado y de la dinámica social, la atención de lo social supuso la organización de una amplia y rígida estructura burocrática. Ello condujo a una formalización excesiva de "lo social", que limitó la participación de la población beneficiaria a los ámbitos meramente funcionales de la administración de los servicios, aunque es innegable que permitió la construcción de una nueva cultura de desarrollo social en los ámbitos donde el influjo del Estado fue mayor (salud, educación, desarrollo comunitario).

 

SOCIEDAD CIVIL, ESTADO Y POLITICAS PÚBLICAS:

 

En un primer momento, las políticas sociales surgen del estado capitalista, formando parte de lo que es la ciencia política, por eso creemos necesario incursionar en la naturaleza del estado y las políticas estatales y  la interrelación que existe con la sociedad civil que de manera preponderante fue y es nuestro mayor campo de actuación como profesionales del Trabajo Social.

 

Como se ha articulado con los contenidos brindados en el ingreso de 2007-2008 ya no profundizaremos sobre los tipos de Estado brindados por Nosiglia, Pero si creemos necesario añadir que el ESTADO puede ser entendido como: 

 

1.      Una forma política de organizar las sociedades históricamente.

2.      Como organización socio política en un territorio determinado

3.      Como conductor social

4.      Un conjunto de instituciones

5.      Un conjunto de normas y leyes: el derecho.

6.      Creando y promoviendo distintos derechos: civiles, políticos, sociales, genero, identidades etc.

7.      Como un determinado territorio donde se vinculan culturas y tradiciones.

8.      La activación y regulación de recursos y políticas públicas.

9.      Como un proceso social.

 

Como lo expresamos anteriormente, respecto a las teorías sociales, el ESTADO también puede ser entendido, según considere a lo social como:

 

 


La sociedad civil         tradición democrática- popular.

Los grupos políticos, sociales y económicos     tradición realista Weberiana.

Los ciudadanos         tradición liberal democrática.

Los individuos         tradición liberal y neoliberal.

Las clases sociales         tradición marxista.

 

 

Así vemos que  el estado  no es un ente dado o abstracto, es “proceso” que se construye en estrecha relación con los “procesos sociales” que se generan en la sociedad civil.

 

¿Qué entendemos por SOCIEDAD CIVIL?

 

 

 


Es aquel espacio no estatal en la cual participan los diferentes grupos sociales desde los sindicatos y los partidos políticos, las diferentes clases sociales, instituciones, organizaciones no gubernamentales (ONGs) organizaciones de la sociedad civil (OSC). Asimismo en la sociedad civil los sujetos participan de relaciones económicas, políticas y culturales. La sociedad civil como se puede analizar no es un ente separado del Estado, ya que las decisiones del estado se efectivizan y se realizan en la misma sociedad civil a través de sus organizaciones, redes o colectivos sociales.

 

Esto no es tan simple, no es una ecuación matemática, acá intervienen en el interjuego distintos intereses, grupos, a veces contradictorios y opuestos, que hacen alusión a las fuerzas puestas en marcha, en síntesis hacen referencia al “PODER”.

 

Para mediar el texto vamos a introducirnos a la definición de:

PODER:

 

 

Es la capacidad que tiene un individuo o grupo social de tomar decisiones que afecten las actividades y conductas de otros individuos o grupos según los intereses y la voluntad de quien dispone de esa capacidad

 

 

 En la sociedad podemos distinguir los grupos de poder y los grupos de presión a saber:

 

Grupos de poder: como su nombre lo indica son aquellas agrupaciones que aspiran a llegar al poder, ejemplo: el propio Estado y los partidos políticos.

 

Grupos de presión: son los que coaccionan al los grupos de poder para lograr la satisfacción de sus intereses sectoriales, ejemplo: sindicatos o gremios, empresarios,  medios de comunicación, universidades, Iglesia, grupos minoritarios (grupos que luchan por reivindicaciones homosexuales, de género, pueblos originarios, ecologistas).

 

 

Hay aspectos contradictorios que conforman la naturaleza de la relación mando-obediencia, elementos dialécticos que en el interjuego van inclinando la balanza hacia algún interés sectorial y el estado establece un mecanismo para dar respuesta o no a través de diferentes políticas,  que dan cuenta de la ideología imperante en el estado.

El poder se ejercita a través de una dosificación de fuerza a través de:

 

(COACCIÓN)              y              (PERSUACIÓN)

La fuerza genera temor a la sanción lo que obliga en cierto modo a obedecer. (Coacción)

 

La persuasión es ejercida por el que ejerce el mando convenciendo en la  necesidad de actuar de una manera para no caer en la coacción y viceversa

 

 

 

 

 


De acuerdo con Max Weber, el Estado es la instancia que monopoliza la posibilidad de ejercer legítimamente la violencia física dentro de un territorio delimitado. A esta definición ya clásica, Bourdieu le agrega una nueva dimensión: la coerción que es susceptible de ser ejercida legítimamente por el Estado no es sólo física sino también simbólica.

Podemos decir que, por un lado, el hecho de que el Estado se consolide

tiende a garantizar la ocurrencia de las condiciones necesarias para que se conforme aquello que con él construye un binomio: la ciudadanía; y , por otro, que toda vez que el Estado monopoliza la posibilidad de imponer significaciones, cuenta con los recursos necesarios para disponer que la ciudadanía se piense a sí misma y al Estado desde unos parámetros tales, no del todo estrictos pero tampoco ilimitados. Es decir que los procesos por los cuales la ciudadanía comienza a reconocerse como tal son de índole política, y se inscriben en un esfuerzo estatal por gozar del reconocimiento de sus miembros.

 

Ante lo expuesto podemos hablar de tres tipos de políticas:

ECONOMICAS

SEGURIDAD

 


               Sociales

 

Haremos hincapié en este tipo de políticas

 

 

 


Debemos comenzar  definiendo Intervención Social para luego hacer referencia al concepto de política social.

 

En un principio entendemos a la intervención social del  Estado…

“como una acción organizada e intencionada de un conjunto de individuos frente a problemáticas sociales no resueltas en la sociedad a partir de la dinámica de base de la misma; se funda en los llamados paradigmas de los social” (CORVALAN, J, 1996. pág.2).

 

En relación a la definición de política social hay diversos conceptos, que tienen que ver con la ideología como se expuso anteriormente:

 

 

Según M. Rosas las políticas sociales son:

“Decisiones que toma el estado destinadas principalmente a atenuar  los efectos negativos de los problemas sociales generados por las desigualdades  económicas y las propias contradicciones del estado capitalista”. Éstas deben estar establecidas por Ley, que es la manera de establecer las condiciones, requisitos y condiciones de cómo ejecutar esa política social. A veces se apela al consenso para obtener gobernabilidad y legitimidad; otras veces a la demagogia o paternalismo (para atraer votos) y otras a la coacción.

 

Esta tiene diversas connotaciones de acuerdo a la época y a la ideología, en consecuencia la “Política Social, siempre responde a un “MODELO” a un paradigma de intervención. En este sentido para Corvalán,  la POLITICA SOCIAL es:

“una intervención social puesta en marcha por el Estado, con el objetivo de realizar un tipo de justicia social que sea concordante con el modelo de desarrollo definido por el mismo Estado” ahora bien  “las políticas sociales, tienen por lo general, un contenido socio-político en sí mismas, puesto que pretende varios objetivos societales a la vez que se complementan y sirven de apoyo al modelo de desarrollo, ya sea para la regulación de los desequilibrios, estimulación del crecimiento económico, integración de la sociedad, control social, etc”. (CORVALAN, 1999).

 

Durante el proceso de cambio social han surgido tres enfoques de reforma de la política social:

·     el enfoque de la gobernabilidad,

·     el enfoque de la selectividad estática y

·     el enfoque de derecho.

 

Estos, si bien tienen una base epistemológica contrapuesta, ya que muestran concepciones diferentes de la política social, el Estado y la sociedad y sus relaciones, presentan algunos aspectos comunes vinculados, obviamente, con los temas socialmente más importantes, tales como la atención de la pobreza, la descentralización, la eficacia y la participación social. Si bien, los tres enfoques tienen en común la superación del modelo burocrático de la política social y coinciden en planteamientos de reforma, arriban a conclusiones diametralmente diferentes.

 

Mientras el enfoque de derechos reivindica la vigencia del Estado Social como instrumento principal para garantizar el desarrollo humano, los otros dos tienen una visión que enfatiza el fortalecimiento de mecanismos funcionales que aseguren ciertas condiciones de normalidad social para evitar fracturas y traumas en el proceso de reforma económica. No obstante, el enfoque de derecho no tiene el nivel de operacionalización que presentan los otros dos.


Como ocurre normalmente con las políticas estatales estos enfoques se presentan de manera combinada en el proceso de reforma de la política social, aunque en algunos períodos, uno o dos de ellos tiendan a predominar. La política de reforma social, sobre todo en un país como Argentina, se ha caracterizado por la convivencia de diferentes tipos de políticas sociales, es decir un sistema político abierto, constituye, por tanto, una condensación de todos ellos.

El enfoque de la selectividad estática propone como política social exclusivamente la atención de la pobreza. Las demás acciones orientadas hacia lo social son interpretadas como distorsiones del mercado, que violentan la asignación eficiente de los recursos. La política social es, así, un instrumento de carácter exclusivamente compensatorio y, eventualmente, transitorio. Este enfoque obliga a desplegar todo un arsenal técnico dirigido a racionalizar al máximo la atención de la pobreza, el cual incluye censos de pobres y mapas de pobreza. El propósito de este enfoque no es acabar con la pobreza, sino, solamente, atenderla hasta que el dinamismo del mercado la reduzca a un problema producido por desajustes coyunturales entre los mercados. Este enfoque implica una serie de reformas dirigidas a lograr los siguientes propósitos: privatizar todos aquellos servicios públicos sociales considerados como no básicos que no se orienten hacia los pobres; imponer criterios selectivos en las definición del gasto social basados en la priorización de los pobres (primordialmente los que se encuentran en condición de pobreza crítica); diseñar mecanismos dirigidos a procurar formas sostenibles de incorporación al mercado de los grupos pobres de la población, los cuales pueden incluir instrumentos de compensación o asistencia social temporal.


Complementariamente, bajo este enfoque se opta por un aparato institucional mínimo especializado en la formulación de políticas de combate a la pobreza, a las cuales se les asigna una función reguladora y la dotación de los servicios básicos indispensables para el funcionamiento de la economía (saneamiento básico, dotación de agua, servicios básicos de atención de la salud, educación básica). Este enfoque rima plenamente con las concepciones que enfatizan en el Estado Mínimo.


Pese a este concepto tan básico de la política social, este enfoque propicia una serie de medidas dirigidas a promover la subsidiariedad. Por tal razón, la promoción social se constituye en una política primordial y, consecuentemente, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones sociales y, por supuesto, las municipalidades adquieren un sentido instrumental. Dichos organismos reflejan, entonces, la diversidad propia de lo social-local, que no ha sido capaz de atender de manera democrática y racional el Estado centralista.


El enfoque de la gobernabilidad plantea medidas similares a las del anterior, pero justificándolas desde una perspectiva política. Dicho enfoque procura otorgarle viabilidad política a los profundos cambios económicos, políticos y administrativos que experimenta actualmente la sociedad en virtud del proceso de liberalización económica y de globalización. Se le ha definido como una condición sine qua non para forjar un proceso de concertación social, sobre todo con los sectores más afectados por las reformas. En este marco, las políticas orientadas hacia lo social constituyen uno de los principales componentes para obtener la gobernabilidad. Ellas pueden propiciar un nivel adecuado de conformidad de los sectores sociales pobres hacia las reformas. Por tal razón, se promueven los siguientes cambios en las políticas sociales con miras a cumplir este propósito: se impulsa una significativa flexibilización del gasto social, se definen mecanismos de compensación social que atenúen la oposición de los sectores más pobres, se construyen instrumentos de selectividad que permitan atender los problemas sociales más desestabilizadores del ordenamiento político, se diseñan formas descentralizadas de la política social, procurando forjar consensos a nivel local, especialmente en los lugares más sensibles, que eviten un clima de desconcertación a nivel nacional, tácito o explícito.

Gobernabilidad tiene, por lo tanto, un contenido esencialmente instrumental y coyuntural.  De hecho, en la perspectiva keynesiana, política social constituye un complemento del mercado, gracias al cual es posible gobernar una sociedad caracterizada como desigual. Es, por lo tanto, un medio para construir una desigualdad legítima y dinámica.

El nuevo concepto de gobernabilidad no tiene este carácter estructural, ya que no trata de propiciar el gobierno de una sociedad desigual, sino de fomentar, solamente, el gobierno de una sociedad en transición. Sus objetivos, por lo tanto, son muy limitados. Por consiguiente, el enfoque de gobernabilidad no tiene un concepto de política social, si por ella entendemos un proceso sistemático y permanente de tematización de lo social.


Desde el enfoque de los derechos, la política social es de facto un derecho social, pues constituye la aceptación colectiva de la obligatoriedad jurídica e institucional que tiene el Estado de satisfacer aquellas necesidades y carencias que social e históricamente se consideren pertinentes proveer a las personas, por su condición de pertenencia a esta colectividad. Esto implica la ampliación de la ciudadanía política, que establece ese respeto y reconocimiento de los derechos políticos individuales y colectivos, para trascender hacia la ciudadanía social. Desde esta perspectiva, la política social es mucho más que un conjunto de acciones dirigidas a atender circunstancialmente vindicaciones sociales de parte de algunos grupos, primordialmente los más desposeídos o a controlar la pobreza, pues ésta pasa a constituir una acción sistemática y permanente de problematización de lo social, que se considera como estratégicamente complementaria a la dinámica del mercado.

La principal razón para que el enfoque de derechos no sea el prevaleciente, consiste en que la colectividad, que aún no se asume como parte de una ciudadanía de "lo social", no necesariamente ha logrado internalizar el concepto de los servicios públicos de atención social como derechos. Por el contrario, la rutinización del servicio público y el enfoque burocrático con que ha sido construido el aparato institucional y jurídico que hace posible la ejecución de la política social, ha conducido a crear un efecto de enajenación en las personas hacia la política social. Se ha forjado así un discurso impersonal que identifica a las personas como clientes o beneficiarios que tienen un papel ajeno al proceso de ejecución de esta acción social.


Más aún, la participación de estos "beneficiarios" se limita a los aspectos funcionales de los servicios públicos sociales. No hay espacio para el control o auditoraje de la realización de los derechos sociales que propician estas políticas, ni para la exigibilidad. Por el contrario, la jerarquización y la burocratización de los servicios conducen a reproducir formas de desconocimiento de la ciudadanía. De este modo, surge una política social sin una persona activa.

La inacabada ciudadanía social presenta para muchos sectores un desarrollo desigual gracias a su condición social, geográfica, etárea o de género. Es decir, todas las personas no disfrutan plenamente de la realización de sus derechos sociales y algunas (muchas) de ellas, lo disfrutan aún menos.

 

El enfoque de la política social como derecho parte de un diagnóstico que destaca como una de las causas primordiales de los problemas de la política social, la falta de control y de exigibilidad de los derechos sociales. Esta ausencia obedece a la débil o inexistente internalización de los derechos sociales, a la ausencia de mecanismos de auditoría social, al desarrollo de estructuras burocráticas que determinan una falta de sensibilidad hacia el reconocimiento de los derechos sociales, a la ausencia de información para los derechohabientes relacionada con el impacto y desarrollo de los servicios de atención social y a una conceptualización de los problemas sociales que tiende a sobredimensionar la objetivación de lo social sin tener en cuenta el sentir de  los sujetos que experimentan las necesidades y carencias que se desea atender.


La reforma de la política social se visualiza, desde esta perspectiva, como un proceso dirigido a crear los enfoques, estrategias y mecanismos político administrativos necesarios para explicitar en las políticas sociales la noción de derecho social, de tal modo que logre internalizarla en las personas que reciben los servicios de atención social, permeen la estructura burocrática y propicien una sensibilidad comunitaria orientada a crear una actitud reflexiva y dinámica con respecto a la atención de los problemas sociales y fomente la equidad en la distribución, la calidad y el acceso a los servicios. Se trata de centrar la atención en "el sujeto de la intervención", es decir, en el sujeto de derecho.

 

¿Qué políticas sociales conocemos?

Hay políticas sociales en: vivienda, seguridad social, niñez y adolescencia, educación, salud, invalidez, vejez, juventud, mujer etc.

Hay políticas sociales:

UNIVERSALES: Son aquellas a las que pueden acceder todos los ciudadanos sin tener en cuenta la condición económica. Por ejemplo la Universidad publica.

 

 El principio universal es esencial en la configuración del Estado social, o de Bienestar, pues posibilita una concepción inclusiva que establece el reconocimiento de los derechos sociales a la ciudadanía. No obstante, esta perspectiva conlleva la construcción de "una demanda homogénea", que impide a las políticas y programas sociales hacer discriminaciones positivas por género, etnia, edad o condición social. En este sentido, el resultado de la construcción de la ciudadanía, deviene en una paradoja, pues conlleva, al mismo tiempo, la negación de la diferencia y con ello al desconocimiento de los derechos sociales de los grupos sociales más vulnerables.
La configuración de este modelo de política social de carácter universal también se alcanzó gracias a un proceso sumamente dinámico de conquistas sociales de los diferentes segmentos de la sociedad, que exigieron o negociaron ser incorporados dentro de la vida institucional. Esto supuso un doble movimiento: la tematización paulatina de las necesidades sociales, ya sea desde la sociedad civil o desde el Estado, y la construcción de respuestas institucionales para la satisfacción de las mismas.

   

FOCALIZADAS: Atienden a un grupo o sector con características definidas. Por ejemplo el Plan Jefe de Hogar. Plan Familia, Trabajar, los Vale Más.

El aumento de la pobreza, la crisis económica e institucional y las políticas de liberalización de la economía, desarrolladas en el marco de los programas de ajuste estructural, han promovido el surgimiento de nuevos enfoques y de nuevos planteamientos de política social, los cuales han puesto nuevamente en el centro de la discusión sobre el tema del desarrollo, "la cuestión social".


Cómo diseñar una política social que atienda la complejidad y la magnitud de los problemas sociales actuales con menos recursos y en el marco de transformaciones económicas que tienden a debilitar la estructura estatal? Qué características deben mostrar estas "nuevas soluciones" para que posibiliten un desarrollo social sostenible?

Semejantes preguntas han conducido a desarrollar importantes esfuerzos de reingeniería social. Se observa en las distintas áreas de lo social, un impulso renovado de reformulaciones conceptuales de políticas y de "modelos o estrategias de atención" de problemas sociales, así como de estrategias de racionalización y de reasignación del gasto social que abarcan importantes reformas político-administrativas.

En este contexto, lo local, lo central y lo global devienen en conceptos que tienden a redefinirse. Es así como, se ha dado el surgimiento de una serie de acuerdos internacionales promovidos por el Sistema de Naciones Unidas, como la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Estos promueven una normativa internacional que tiende a estimular la redefinición y la actualización de los marcos jurídicos-institucionales a nivel nacional sobre diferentes temas considerados como prioritarios mundialmente y plantean la construcción de una perspectiva homogenizadora de las políticas institucionales y la legislación social en el mundo global. Tal es el peso y la legitimidad política de estos planteamientos, que ya podríamos hablar con toda propiedad del surgimiento de un marco jurídico social a nivel internacional.


Aunque parezca paradójico, este proceso de "globalización" de lo social institucionalizado se ha visto complementado con un proceso totalmente contrario: el resurgimiento de lo local. En este nivel, comienzan a vindicarse y a formularse una serie de políticas "micro", dirigidas a atender problemas muy específicos planteados por las comunidades. Dado que las tradicionales políticas nacionales muestran límites objetivos para dar respuesta con prontitud y eficiencia a este tipo de exigencias, surge con mayor fuerza el tema de la descentralización y la municipalización. Para algunas naciones, donde existe una cultura bastante arraigada de la descentralización, esto ha implicado el diseño de estrategias de reconocimiento y de control de estos procesos. En argentina, donde ha predominado el centralismo, está exigiendo una amplia y profunda revisión de la estructura funcional y de la ideología estatal.

 

REDISTRIBUTIVAS: la característica principal es la relación con el empleo. Por ejemplo el sistema de jubilación de reparto. Todos hacen aportes por ley estimado en porcentaje. (no en monto fijo) y obtienen los mismos beneficios. El ejemplo por excelencia es el sistema de obra social. Un dato importante son las nuevas jubilaciones nacionales ubicadas en el sistema de reparto. Por ejemplo la mal llamadas jubilación al ama de casa

 

TECNOCRATICAS. Se accede con un monto fijo, que me genera un resguardo en caso de alguna contingencia. Por ejemplo las prepagas, o las universidades privadas.

 

Para graficar mejor lo expuesto lo llevaremos a un ejemplo de política social de salud.

 

UNIVERSAL: HOSPITAL PÚBLICO. VACUNACIÓN. Por ejemplo la política actual en el norte argentino de vacunación masiva contra la fiebre amarilla. Es gratuito y para todos los habitantes de la región.

FOCALIZADA: NUTRIVALE, EL VALE MÁS. Son tickets que operan como diminutos subsidios, para personas que se consideran indigentes.

REDISTRIBUTIVA: SISTEMA DE OBRA SOCIAL. OSEP, DAMSU, PAMI. etc.

TECNOCRATICA. LAS PREPAGAS EN SALUD.

 

FINANCIAMIENTO.

La política Social, tiene diferentes fuentes de financiamiento:

 

I.    Los impuestos directos. ( impuesto a la Ganancia, a la propiedad, a la riqueza) A mayor el ingreso  mayor contribución.-

II.    Los impuestos indirectos. Impuesto al consumo. Por ejemplo, el impuesto al cigarrillo, al combustible, comestibles, bebidas, servicios: teléfono, gas, luz, etc. 

III.    Préstamos internacionales.

 

Como se puede analizar en Argentina, se utiliza  fundamentalmente en un sistema impositivo indirecto, si bien utiliza el directo no es el fundamental en la actualidad.  

 

En el presente trabajo se explora el modo de funcionamiento de cada una de las diferentes instancias que intervienen en el proceso de formulación e Implementación de la política social. También involucra el ámbito de los criterios políticos contenidos en la formulación del programa: sus orientaciones conceptuales, valores centrales, objetivos y enunciados. Los criterios políticos, la formación técnica  de  los  aparatos  burocráticos  que  lo gestionan en el nivel local.

 

Durante muchos años la teoría del MERCADO COMO DADOR DE EMPLEOS Y BIENESTAR PARA LA POBLACIÓN, fue hegemónica al momento de definir modelo de estado y de políticas publicas, pero estadísticamente se puede visualizar que muy por el contrario mientras que el PBI (PRODUCTO BRUTO INTERNO) crecía,  la concentración de capitales quedaba en reducidos grupos, aumentaba drásticamente el desempleo y grandes grupos de población caían por debajo del nivel de pobreza etc-

Esto se grafica en el cuadro n° 1.

 

GRAFICO N° 1: Relación entre PBI y Tasa de empleo, Argentina, 1994-2002.

 

FUENTE: SIEMPRO. ARGENTINA. http://www.siempro.gov.ar  

13 de Julio 2002.

 

La crisis de Argentina no puede definirse  solamente desde el aspecto económico, como se tiende en el discurso actual de los medios de difusión. Estamos en presencia  de una crisis social en tanto la fragmentación del sistema salarial, y la fragilidad en los soportes o lazos sociales. También está en peligro la ciudadanía social. Se produce hoy en la Argentina más que nunca,  una vulnerabilidad de masa que está destruyendo la escasa   integración y cohesión social existentes.

 

Por ello ante la dificultad del Estado para dar respuestas a la ciudadanía, el modelo de Estado Neoliberal ha instaurado “El modelo de Ciudadanía Asistida”, Este se debe ubicar en la tradición más conservadora de política económica y social. (Hajek y Milton Friedman), es la concepción asociada a los ajustes económicos y a la apertura económica relacionados con el denominado “consenso de Washington”,(1989).  El arquetipo es “el hombre económico”, el mercado es concebido como un mecanismo autoregulatorio, autónomo de la política social y su lógica impregna la formulación de políticas públicas. Al no existir el “BIEN PÚBLICO” como algo superior al interés de los individuos: no existe la posibilidad de políticas públicas, (BUSTELO, E. 1998).

 

La ciudadanía es concebida esencialmente de naturaleza civil. Los Derechos Sociales en el supuesto de ser asimilables a servicios sociales o políticas sociales, están siempre sujetos a la disponibilidad de recursos, BARBELET, los llama “oportunidades condicionales”

 

Las políticas sociales aparecen “focalizadas” sobre la pobreza y los grupos sociales más vulnerables “formando redes de contención”. (BUSTELO, E, 1992)  y NO sobre la distribución del ingreso. Aspecto preponderante este último del estado de Bienestar.

 

En este contexto se produce lo que Arroyo y Peñalba denominan la “Municipalización de la Crisis del Estado Social”. En este paradigma predomina la ética de la compasión que se traduce en “el subsidio”. La ciudadanía Social es esencialmente una “Ciudadanía Subsidiada (BUSTELO, E, y Otros, 1992).-

 

La política Social desde este paradigma es sostenida para establecer las bases de gobernabilidad que legitiman las reformas exigidas por el mercado. En otras palabras la política social sirve de base para poder gobernar.

 

Si se toma como base otro PARADIGMA, el de  Ciudadanía Emancipada y nos remitimos a su origen, éste debe ubicarse en la tradición conceptual de los pensadores utópicos y que culmina en el denominado Estado de Bienestar. Esta tradición reconoce como valor central la igualdad social en tanto derecho de las personas de una comunidad a tener iguales oportunidades de acceso a los bienes social y económicamente relevantes, es decir, “UNA JUSTICIA REDISTRIBUTIVA”, basada en la solidaridad colectiva. (ANDERSON, 1988).

 

Aquí se da una preocupación por el común, por el interés del conjunto, en consecuencia podemos hablar de “esfera pública”, Se trata del acceso a posibilidades  entonces la igualdad se presenta como proyecto habilitador en el que los actores son captados en su doble dimensión individual y societaria.

 

Para el Análisis de las Políticas Sociales se debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

 

1-INSTITUCIONALIDAD:

 

Partimos de tres ejes fundamentales: EL  ESTADO, EL MERCADO y la  SOCIEDAD  CIVIL  que son los actores que intervienen al analizar una política social.

 

Pensamos que cada uno de estos ejes, deben ser redefinidos, porque tal como hoy aparecen, algunos se encuentran sobredimensionados, en cuanto a poder y otros prácticamente no tienen incidencia, ya sea por debilitamiento o por falta de poder ciudadano. Si utilizamos una metáfora para representar esta propuesta, nos imaginamos un triángulo (Figura 1), en el que cada vértice que lo constituye debe tener la misma fuerza.

 

La primacía de un vértice en detrimento de alguno de los otros, nos lleva a una deformación del triángulo (figura 2) o traslación (figura 3) de la figura y con ello a una pérdida de las fuerzas que lo equilibran.

 

ESTADO

Figura 1.

                                                                      ESTADO

 

SOCIEDAD CIVIL

 

 

 


MERCADO

                                                                                                               

 

 

 

Cada una de las fuerzas aplicadas a un cuerpo, debe ser de igual magnitud, para que este se encuentre en equilibrio si no puede ocurrir lo que se observa en las siguientes figuras.

 

 

Figura 2. Deformación:

                                        ESTADO

 

 

 

 

 


     MERCADO                                                            SOCIEDAD CIVIL

 

 

 

Figura 3. Perdida de equilibrio, traslación:

 


                                                            ESTADO

 

 

MERCADO

 


                              

 

                                                                                   SOCIEDAD CIVIL

 

 

Cuando nos referimos al Estado, pensamos en un ESTADO DE DERECHO:

 

à        Flexible.

à        Ágil.

à        Fuerte.

à        Desempeñando un rol activo.

à        Atravesado por una impronta “ética”, materializado en una “formación ética permanente”.

 

A su vez, también pensamos que una de las  tareas del Estado, debe ser  la de regular las relaciones que surgen de la dicotomía que se da entre los intereses del Mercado y los Intereses de la Sociedad Civil.

 

Otro aspecto a considerar, es la revalorización del Rol de las políticas, que entendemos, deben ser  “de ESTADO” en tanto beneficien la construcción de ciudadanía  y apunten a la elevación de la Calidad de Vida  de  la Población.

 

Aunque no existe un principio universal en relación a la construcción de ciudadanía que determine cuáles habrán de ser exactamente los derechos y deberes de un ciudadano, las sociedades donde la ciudadanía es una fuerza en desarrollo, según Marshall, una imagen de la “ciudadanía ideal” por añadidura, es una meta hacia la cual se pueden orientar las aspiraciones. Dentro de todas esas sociedades, la promoción de ese ideal es la promoción “de una medida mayor de igualdad”, un enriquecimiento de la materia que compone la ciudadanía y un aumento de la cantidad de personas que detentan el status de ciudadanos”, ”( MARSHALL, 1975, 1981 y 1992), de modo que la ciudadanía aparece como una construcción, con metas que se van dando históricamente.

 

Cuando hablamos del MERCADO, nos referimos a la instauración de los principios del Desarrollo Humano Sustentable, cuyos postulados fundamentales están referidos a "Crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad  y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras". El verdadero fundamento del desarrollo Humano es el "Universalismo" en el reconocimiento de las reivindicaciones vitales de todos. “No puede haber desarrollo  sin equidad”...

 

Igualmente consideramos que no puede haber desarrollo combinado con pobreza. El logro de este importante OBJETIVO (Utópico en el sentido de “POSIBLE ALGÚN DÍA”), supone  un involucramiento con los más altos valores éticos, por lo que también aquí revalorizamos la formación y educación ética.

 

Al puntualizar acerca de  la SOCIEDAD CIVIL, fundamentalmente nos basamos en la doctrina de “SUJETO DE DERECHO”. Esto obliga a un reexamen  de los supuestos convencionales de los derechos de Hombre y su Carácter Ciudadano. Obteniendo una referencia importante en la Convención de los derechos Humanos, (Los Derechos Económicos y Sociales fueron ratificados por la ONU en 1988 a nivel internacional a partir del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y a nivel americano por el Protocolo de San Salvador. Los países signataros de este pacto fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica,Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haiti, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname, Uruguay y Venezuela.)y la incorporación de los mismos en Nuestra Constitución  Nacional. (1994).

Así los derechos sociales son: el derecho a un empleo y a un salario, a la protección social en casos de necesidad (jubilación, seguridad social, desempleo, bajas laborales por enfermedad, maternidad o paternidad, accidentes laborales), a una vivienda, a la educación, a la sanidad, a un medio ambiente saludable, al acceso a la cultura y a todos los ámbitos de la vida pública.

 

A nuestro  modesto juicio, es necesario establecer un nuevo contrato social, basado también en la ética y que contemple indefectiblemente la participación activa de la Sociedad Civil. En este sentido la “cuestión social” y por ende la Política Social  deja de ser definitivamente, un problema de beneficencia providencial sino surge de una concepción del estado social que reconoce a los ciudadanos como sujetos de los derechos sociales jurídicamente protegidos.

 

También nos preguntamos si las políticas deberían ser centralizadas o descentralizadas:

 

Las concebimos como “DESCENTRALIZADAS”. (Descentralización de recursos, decisiones, funciones...pero con un mínimo marco legal común)  Cuando  nos referimos a este término hacemos hincapié en que no sea una simple delegación de funciones o una confundida desconcentración. Pensamos en Políticas de Estado que impulsen la creación de Instituciones que tiendan a flexibilizar los sistemas administrativos,  para tender a disolver el sostenimiento de Burocracias anquilosadas o anarquías organizadas. 

Pero las soluciones que se precisan en la descentralización, solo pueden partir desde una nueva legitimidad política, basada en cinco criterios fundamentales:

  1. La PROXIMIDAD con la problemática;
  2. La CAPACIDAD de generar los recursos humanos y materiales;
  3. El establecimiento de los marcos adecuados para la CONCERTACIÓN con los actores comunitarios y económicos;
  4. Atender la DEMANDA SOCIAL en los temas en que los estados nacionales y provinciales han abandonado
  5. Hacer frente a la DIVERSIDAD de temas, que surgen de la comunidad.

 

 

La esencia de las políticas sociales debe ir de la mano del desarrollo local, que radica precisamente en el esfuerzo de los procesos de Organización de la Comunidad. Y es la Organización Comunitaria la única fuerza que consolidará una nueva institucionalidad que eleve la eficiencia pública, el Desarrollo con Justicia Social y la competitividad de la economía local.

 

Se trata entonces, de redirigir las energías de la Comunidad Organizada y del estado tras un objetivo estratégico: facilitar la generación de estructuras económicas centradas en el trabajo. Es decir en el hombre.

 

 

 

3-LÓGICA EN LA TOMA DE DESICIONES (Este tema está íntimamente relacionado con el punto anterior) :

 

La toma de decisiones debe implicar la participación de todos los sectores involucrados, a través de diagnósticos serios, consensuados, presentando proyectos  que apunten al fortalecimiento de la Sociedad Civil, para que esta tenga la capacidad de incidir realmente en las decisiones.

 

Para el análisis de la Política Social también se debe tener en cuenta los siguientes factores: FINANCIAMIENTO I (Fuente de los recursos), FINANCIAMIENTO II (Asignación de recursos), el OBJETIVO BUSCADO:

 

Reflexiones finales:

Un elemento a analizar  es que el mundo de los pobres, es  profundamente impactado por los cambios que se han verificado en todo el mundo en las últimas décadas, no es el mismo que el que existía hace apenas 20 años atrás. La mencionada "transformación de la pobreza" tiene connotaciones económicas, sociales, políticas y culturales.

De acuerdo a la mirada de algunos, los pobres están prácticamente solos frente a sus problemas. Muchos intelectuales, partidos políticos, artistas, creían en la “liberación” y con ella en la transformación social, sea en términos revolucionarios o evolutivos. Actualmente el mundo de los pobres ha perdido gran parte de su fuerza, su organización y su capacidad de lucha. La pobreza en cuanto fenómeno social, se manifiesta en su cruda condición de debilidad y carencias.

Los gobiernos y los partidos políticos hablan y mucho de la pobreza afirmando que es su gran preocupación, pero no actúan consecuentemente. Basta considerar donde son colocados los énfasis y tras que objetivos se utilizan los recursos públicos. La principal preocupación es mantenerse vinculados a los mercados internacionales y sus sofisticadas dinámicas, la revolución de la informática, las innovaciones bio-ingenieriles, las nuevas tecnologías, el consumo sofisticado, los nuevos instrumentos de especulación financiera...

Las estadísticas del Banco Mundial de fines del año 1995 señalan que el 20% mas pobre de la población argentina sólo accede al 3,3% del producto nacional, en tanto que el 10% más rico capta el 45% de éste. Coincidente con estas cifras el informe del Consejo Nacional de Superación de la Pobreza (agosto 1996) ha resaltado fuertemente esta contradicción: "Entre 1992 y 1994 el 20% de hogares de ingresos mas altos captó 62,5% del aumento total de ingresos, mientras que el 20% mas pobre sólo participó con 1,9% en el aumento del ingreso nacional" Y la situación en la distribución se ha agravado. Cualquier intento de redistribución por parte del Estado es duramente boicoteado, recordemos las famosas retenciones, que mantuvo al país incomunicado durante más de 4 meses.

Dentro de este contexto es que tenemos que formar a nuestros estudiantes de Trabajo Social para que se introduzcan en las políticas sociales, en su génesis histórica, ya que la institucionalización de las políticas sociales abrió un espacio estructurado y legalmente reconocido para la acción del Trabajador/a Social. Pero también el estudiante debe comprender el sentido dialéctico y contradictorio de las políticas sociales que ligan la problemática de la profesión por una parte con la del Estado y por otra, con la de la organización popular. ¿Para quién trabaja el profesional? ¿Cómo ha de ser su actitud? ¿Qué desafíos tiene hoy en la sociedad actual, nacional y regional?

La relación existente entre el desarrollo de la acción social estatal y el de la profesión de trabajo social es compleja porque la institucionalización de las políticas sociales responde a la modernización del Estado como condición y consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas y de las formas de relacionamiento de las clases sociales.

Si pretendemos que los Trabajadores Sociales no reproduzcan mecánicamente el perfil que demandan las instituciones y, al contrario, deseamos que amplíen su espacio profesional, capacitándose para responder satisfactoriamente a las demandas populares, estamos concibiendo un "deber ser" profesional dinámico, que investiga la aplicación de las políticas sociales, evalúa permanentemente y propone una reflexión continua en la practica, incorporando las perspectivas de los propios usuarios vistos como sujetos y ciudadanos

Según  Marshall, entre el principio de igualdad que deviene de la expansión de la ciudadanía y la desigualdad que surge de las relaciones de producción capitalista se produce una tensión entre los tipos de derechos,  por lo que los derechos sociales solo pueden afianzarse en la dimensión política, que emana de derechos políticos, es decir: grupos sociales que participen en la lucha por el poder para distribuir recursos socialmente relevantes. Es por lo tanto en la política donde se define el avance o retroceso del proceso de ciudadanía. Y es por la razón de ser “derechos sociales” y no individuales que la construcción de ciudadanía social es fundamentalmente lucha y por lo tanto conquista política: “el método normal de establecer los derechos sociales es a través del ejercicio del poder”, afirmaba Marshall.

 

 

Una teoría de la Ciudadanía supera cualquier contradicción si logra formular un modelo capaz de incluir derechos sociales y prácticas sociales participativas. Pero eso supone que se entienda lo social,  no como algo marginal y fragmentario, focalizado y asistencialista, sino como una compleja trama donde se entrecruzan complementariedades y reciprocidades, es decir, una participación amplia, social, política y económica, lo que supone de partida una democracia activa a través de la cual es posible pensar una ciudadanía emancipada. En palabras de Bustelo “desarrollo de ciudadanía social”.

 

Para ello es importante un posicionamiento ético-político y la conducción de un actor central que promueva  este proceso, para Castel “EL ESTADO SOCIAL” es ese actor y el Trabajo Social “critico” es parte del mismo.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

 

 

à    BUSTELO E Y OTROS, CUESTA ABAJO, BUENOS AIRES, UNICEF/ ED. LOSADA 1992.

à    BUSTELO, E. Y MINUJIN, A. “POLÍTICA SOCIAL E IGUALDAD. TODOS ENTRAN” UNICEF. ED. SANTILLANA. 1.998.

à     CAFERATA A, POBREZA Y POLÍTICAS SOCIALES, BUENOS AIRES, ED. LEGASA, 1988.

à     CASTRO ALDO EN SEMINARIO DE LA CUARTA REGIÓN DE CHILE: POLÍTICAS Y ORDENAMIENTOS TERRITORIALES.1991. 

à    CASTRO, JORGE. “NUEVAS PERSPECTIVAS ESTRATÉGICAS DE LA ARGENTINA”.1992.

à    FOSCOLO, M. “MEMORIA Y RESIGNIFICAIÓN DEL DISCURSO DE LOS DERECHOS HUMANOS”. LEGITIMACIÓN Y DERECHOS SOCIALES, 20 AÑOS DESPUÉS... DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS. UN DESAFÍO LATINOAMERICANO. ED. CULTURALES DE MENDOZA (ARGENTINA-CHILE) MENDOZA, 1.996.

à    FOULCAUT, M. “LA GUBERNAMENTALIDAD” EN FOSCOLO, M. OB. CIT.

à    LAZZARI, A: “ EL CLIENTELISMO EN SECTORES POPULARES; ESTRATEGIAS Y CONTROL  POLÍTICO”, EN CUADERNOS DE ANTROPOLOGÍA SOCIAL, Nº 6, AÑO 1992, INSTITUTO DE CIENCIAS POLÍTICAS  ANTROPOLÓGICAS. UBA.

à     NIETZSCHE, F " MAS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL" EN OBRAS COMPLETAS.MADRID-.BUENOS AIRES-MÉXICO.1932

à     ONETO,L "POLÍTICAS SOCIALES EN CHILE: UNA TAREA INCONCLUSA. ART. NUEVA SOCIEDAD

à    ONU, POLÍTICAS ECONÓMICA-PERSPECTIVAS. ELEMENTOS DE UNA ESTRATEGIA INTERNACIONAL DEL DESARROLLO PARA EL DECENIO 1990, OPINIONES Y RECOMENDACIONES. COMITÉ DE PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO, DEPARTAMENTO DE ASUNTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES, NUEVA YORK, 1989.

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à    PAUTASI, LAURA "ESTABILIZACIÓN AJUSTE ESTRUCTURAL Y DERECHOS SOCIALES" BS. AS 1998.  

à    PLAN DE ACCIÓN 1998, DE LA SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO SOCIAL, MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL Y SALUD DE LA PROVINCIA DE MENDOZA.

à    PLAN DE ACCIÓN 1999, DE LA SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO SOCIAL, MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL Y SALUD DE LA PROVINCIA DE MENDOZA.

à     QUIROZ,T ;MEDELLÍN,F GUIA DE PLANIFICACIÓN Y FORMULACIÓN DE POLÍTICAS MUNICIPALES DE PROMOCIÓN DE LA EQUIDAD ENTRE LOS GÉNEROS.ILULA/CELCADEL.1998

à     ROMERO, MC; GURDIAN, A; GUZMAN,L; MOLINA, L "LA FORMACIÓN DE LOS TRABAJADORES SOCIALES EN LA ACTUAL COYUNTURA LATINOAMERICANA" MEMORIA DEL TALLER PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN CURRICULAR. CELATS/ALAETS, 1992 .

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à     ROZAS.M .TRABAJO SOCIAL Y POLITICAS SOCIALES .CELATS.

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à     YURJEVIC, ANDRÉS. “EL DESAFÍO INSTITUCIONAL DE LAS ONG”. 1992.

 

 

 

 

 

  

 

FINES DE LA EDUCACIÓN Autora Mgter CACERES ELSA



FINES
DE LA EDUCACIÓN:





ENTRE LA
INDIVIDUALIDAD Y LA CIUDADANÍA





 



ANÁLISIS DESDE LA ANTROPOLOGÍA
FILOSÓFICA.



Es prácticamente imposible encontrar una doctrina filosófica que
no contenga una determinada concepción del hombre, aunque ésta se presente de
manera implícita. Esto significa que aun cuando no haya sido intención del
filósofo ocuparse explícitamente de la problemática
antropológica, sino de otras cuestiones de orden ético, político,
metafísico, epistemológico o teológico, en sus doctrinas está presente o
subyace cierta idea del hombre.(1)



 



Es posible establecer una primera afirmación: las cuestiones
propias de la problemática antropológica han sido y son tematizadas en
diferentes discursos: el de las ciencias, el de las distintas concepciones
míticas y religiosas, el de ciertas teorías que intentan una explicación
holística. En síntesis, el hombre es tema
de cierto tipo de discursos no-filosóficos, los cuales contienen una
antropología implícita, es decir una determinada concepción acabada, definida y
más o menos estable del hombre.(2)



 



Es posible también completar esta afirmación diciendo
que existen también discursos filosóficos que tienen por
tema al hombre. Ahora bien, si se
denomina
discurso antropológico a
todo discurso que tiene como
tema al
hombre, entonces se puede afirmar que existen discursos antropológicos
no-filosóficos y filosóficos. Dentro de estos últimos es posible diferenciar
algunos discursos que encaran la cuestión antropológica explícitamente,
poniendo de relieve el carácter problemático de lo humano. En ellos el hombre
no es sólo un
tema,
sino que es fundamentalmente un
problema (3).



Por ello el interés de la presente monografía es analizar
a la luz de las concepciones antropológicas la dicotomía que existe en la
concepción moderna de educación en cuanto a sus fines.



Se parte entonces de que el problema es la tensión presente en la concepción moderna de la
educación y sus fines:



Por un
lado
, la educación como medio principal para la formación de
un individuo libre, autónomo y reflexivo, capaz de progresar y de competir; por el otro, la educación como
principal alternativa para la formación de un ciudadano adaptado, conforme con
los legados culturales y normativos que sustentan una determinada identidad
cívica, nacional. Dicha tensión es analizada a través de un recorrido por las
visiones de distintos autores de la época, según las tradiciones intelectuales
a las que responden. En la línea moderna
de la individualidad libre, crítica, original y creativa encontramos las
propuestas de J.S. Mill y F. Nietzsche
entre otros. En la óptica de la segunda
perspectiva
sobre la educación, la que se refiere a una adaptación del
individuo socializado acorde con legados establecidos y a una identidad que
refiere a una homogeneidad en el imaginario de ciudadanía, se abordan las ideas
de J. J. Rousseau. A su vez, se
plantean una serie de reflexiones -derivadas del análisis de dichas propuestas-  acerca de la relación entre ética, política y
educación ante la muerte de la
modernidad
.



La
tensión entre los principios o propósitos antes apuntados es evidente



Cabe
preguntarnos ¿cómo favorecer la autonomía; la individualidad libre, crítica y
reflexiva; o la creatividad que se sustenta en originalidad, y, al
mismo    tiempo, educar para la adaptación a un orden social,
político, cultural, conforme a determinados legados y propendiendo a una
identidad cívica o a una ciudadanía que descansa en alguna idea de
homogeneidad?
La tensión apuntada entre tales propósitos, difíciles de
compatibilizar en una propuesta pedagógica, se resuelve en distintos autores de
la época según las tradiciones intelectuales a las que responden y que, según
el caso, buscan enriquecer o trascender estableciendo otras nuevas.



1- El Desafío Educativo desde la Modernidad hasta
nuestros días:



Es un
lugar común señalar que uno de los rasgos principales de la Modernidad consiste en
la importancia que adquiere el individuo y el valor de su autonomía. También, y
en relación con dicho rasgo, que considera al conocimiento como vía
emancipatoria y ello conduce a  que la educación se constituya como un
medio principal para el afianzamiento de la  individualidad libre,
crítica y reflexiva
, favorecedora
de la creatividad
cuando no del progreso y la competitividad. Pero, al
mismo tiempo, también desde la modernidad se postula a la educación como
principal alternativa para la formación del ciudadano requerido por el
Estado-Nación y/o la propia sociedad; desde un proceso de socialización que lo
pretende adaptado, conforme con legados
culturales y normativos que sustentan una determinada identidad cívica nacional
y/o social
.
 



En la
línea moderna de la individualidad libre, crítica, original y creativa,
encontramos, entre otros, autores tales como, J. S. Mill, F. Nietzsche.



 Expongo seguidamente algunas notas distintivas
que cada uno de ellos formula respecto de dichos caracteres y sus referencias
relacionales con la educación.



John Stuart Mill, sucesor de Bentham, se pregunta ¿qué
bienes se derivan de la doctrina benthamiana para el individuo y cuáles para la
sociedad?. Para Mill, la moralidad consiste en dos partes: la auto-educación y
la regulación de las acciones externas. La idea de “un conjunto de personas
persiguiendo cada cual su interés o placer particular” le resulta repugnante a
Mill, quien representa al utilitarismo en su forma más madura, acabada y
matizada. (4)



 J. S. Mill, 
apela a la originalidad como atributo del individuo para su elección y
actuación en pos de la felicidad; destaca su preferencia por lo excéntrico
antes que caer en la rutina costumbrista.



 Mill, en su conocido trabajo Sobre la libertad , apunta que seguir la costumbre como costumbre no educa ni desarrolla las cualidades propias y distintivas del ser
humano. El despotismo de la opinión y de la costumbre ejercita sólo la
imitación y obstaculiza el enriquecimiento de los propios dones, porque las
cualidades a desarrollar por cada individuo –desde la construcción y ejercicio
de su autonomía- suponen las facultades de la observación y el análisis
reflexivo, competencias para acceder y utilizar información requeridas en la
deliberación, el discernimiento para la toma de decisiones, así como en la
firmeza y autodominio para sostener las mismas. De ahí su sentencia: “El que
hace una cosa cualquiera porque esa es la costumbre, no hace elección alguna”. Destaca
el valor de la originalidad que se nutre de la diversidad múltiple de la
naturaleza humana y del vigor individual para el desarrollo de las fuerzas
interiores que cada individuo posee y hacen de él “una cosa viva”.(5)



 En cuanto a  que el Estado debe reducir al mínimo su
actuación en nombre del bienestar de sus ciudadanos (incluida la educación, excepto que ella no esté provista a niños y
jóvenes por irresponsabilidad paterna). En la visión utilitarista de J. Mill,
se sabe, la naturaleza humana es de por sí egoísta. En libertad, cada quien al
actuar buscará placer o evitar dolor según sea su particular preferencia. Para
este autor, además, el Estado es susceptible de sospecha; o, más bien, lo son
quienes desde él ejercen poder, porque en tanto hombres y por dicha naturaleza
pueden obrar en búsqueda de su propio beneficio particular (el interés privado
encubierto, apariencia –en el
sentido nietzscheano- de interés público) y no del bienestar general. No puedo
aquí dejar de referir estas prevenciones de Mill a nuestra actualidad,
pletórica de ejemplos de quienes en el ejercicio del poder público han obtenido
buenos resultados para sus intereses privados. Creo que el propio Weber
coincidiría en que una cosa es vivir
de la política
y otra muy distinta enriquecerse mediante ella.



 Mill estableció una estrecha
relación positiva entre educación y progreso, dado que buena parte de la
caracterización que hace de éste remite a aquélla de una u otra manera: el
desarrollo de las ciencias y de las técnicas que aseguran el mejor
aprovechamiento de los recursos naturales; las posibilidades de la asociación,
la cooperación y la competitividad para el desarrollo económico; la necesidad
de la educación para las clases trabajadoras con el fin de lograr relaciones
más paritarias con los empresarios en cuanto a la organización y resultados de
las actividades productivas; el propio papel de la mujer en dichas actividades;
etc.



Mill es uno de los autores más
entusiastas sobre las manifestaciones del progreso en la modernidad pero, al
mismo tiempo, hoy quizá compartiría el desencanto weberiano sobre la misma.



Nietzsche sospecha de la supuesta
universalidad de los valores morales consagrados por la tradición filosófica
occidental. Valores tales como lo verdadero, lo bueno, lo santo tienen un
origen “demasiado humano” para que puedan ser declarados absolutos y
universales; son expresión de intereses inconfesables. Así, por ejemplo,
Nietzsche cuestiona el valor de la “verdad” tal como ha sido buscado por los
filósofos en todas las épocas. Ellos se han preguntado ¿qué es la
verdad?; Nietzsche, en cambio, pregunta por el sujeto: ¿quién busca la
verdad?, ¿qué cosa mueve a los hombres a buscar la verdad?



 



El método crítico de Nietzsche, la genealogía, intenta
desenmascarar indefinidamente cualquier identidad original; esto es ir quitando
uno a uno los velos de cualquier cosa que se ponga como fundamento primero, sin
pretender nunca llegar a correr el último velo, en una actitud contraria a toda
sistematización, a toda codificación única y privilegiada de la realidad. (6)



 Nietzsche en el
tránsito hacia el surgimiento del hombre nuevo, encuentra en la inocencia y el olvido (respecto de los legados modernos) las condiciones fundacionales
de otra moral. Como se verá, es un acérrimo crítico de las costumbres y
opiniones que opacan la original individualidad. 



 Se
pueden confirmar las inquietudes que alberga respecto de temas relacionados con
la educación y la moral, siempre manifiestas en sus análisis críticos sobre los
perfiles políticos, sociales y científicos, culturales en general, que mostraba
la moderna sociedad europea del S. XIX y particularmente Alemania. 



  “Las consideraciones intempestivas eran una serie de escritos de corta
extensión que (...) pretendían ser combativos e ir a contracorriente de las
opiniones que pasaban por válidas y comunes en la época (...) verdaderos
alegatos contra los absurdos y el filisteísmo que parecían reinar en la
política, la sociedad, las instituciones y la cultura”.(7)



 Nietzsche las concibe, según sus
propias palabras, como un buen arma para “golpear a la gente en su cabeza”; no
golpes físicos, claro está, pero no por ello menos contundentes y destinadas a
una opinión pública que, por ser tal, alberga o esconde  “las perezas
privadas”.



Se hace necesario
aquí indagar en el sentido otorgado por el autor a las perezas privadas. Según Nietzsche, el cobijamiento en la opinión
pública permite eludir el desafío que conlleva para el hombre asumirse como milagro irrepetible, oportunidad
única e insustituible de realización. Pero, al mismo tiempo, esta posibilidad
le arroja a cada quien el desafío de liberarse de la cadena de las opiniones, a dejar de pensar y actuar como lo
hacen los demás. En el entorno de su época, (podemos interrogarnos sobre 
la nuestra) Nietzsche encuentra que no hay hombres vivos sino “apariencias
humanas con opinión pública”.



 No puedo
menos que llamar la atención sobre la coincidencia que en este punto presenta
también con J. S. Mill, con quien comparte además su recelo acerca del papel
del Estado (a tenor del calificativo nietzscheano: “el nuevo ídolo”). 



EL pensamiento
nietzscheano en cuanto a sus críticas a
una educación para el éxito
,
utilitaria, orientada a confirmar el supuesto de una alianza natural entre inteligencia y haber que, peor aún,
se presenta incluso como una necesidad moral. Dicho supuesto descansa en la
siguiente lógica, parafraseando la crítica de Nietzsche: a más cultura y
educación posibles, más necesidades posibles; consecuentemente, más producción
y de ella, se sigue, más ganancias y felicidad (aquí es obvio su desencuentro
con Mill).



 Sin
embargo, señala que más cultura
es, en verdad, sólo la cultura necesaria para el interés utilitario; una
instrucción rápida del individuo para que prontamente sea alguien que gana
dinero.



Por otra parte,
al analizar el egoísmo del Estado
aborda el tema de la socialización y el sentido que éste le imprime a la
expansión generalizada de la educación entre sus ciudadanos. No se dirige,
argumenta, a liberar y expandir las energías individuales; la originalidad y
potencialidad creativa de cada quien. Persigue su aprovechamiento por las
instituciones establecidas y esa es la medida de la expansión de dichas
energías. Lejos está Nietzsche de
suscribir que
este tipo de educación
sustente una efectiva autonomía
.(8)



En la óptica de la segunda perspectiva sobre la educación, esto
es, la que refiere a una adaptación del individuo socializado acorde con
legados establecidos y a una identidad cívica que refiere a una homogeneidad en
el imaginario de ciudadanía, nos aparece el J. Rousseau del Contrato Social,
o del Ensayo
sobre el gobierno de Polonia
, donde el soberano o el Estado son
principales actores en la socialización de los futuros ciudadanos.(9)



Hoy,
el lenguaje de los derechos y las libertades de los individuos, la idea de un
acuerdo racional basado en el interés y la reciprocidad, constituye el
atractivo de esa tradición cuyo postulado básico es que las relaciones sociales
libres adoptan la forma de un contrato aceptado libremente y reconocido
públicamente. (10)



 La fuerte afirmación del Contrato Social,
en cuanto que el Estado como mandatario del Soberano debe de forzar al
individuo a que sea libre según la decisión de este último (de su voluntad general), ilustra nuestra
elección del autor. Sin embargo, hay que decir que la tensión entre la individualidad y la ciudadanía encarna en el
pensamiento rousseauniano en su veta humanista. Desde ésta, concibe a la educación de Emilio orientada a evitar que se
subordine a las opiniones de otros, asentadas en apreciaciones arbitrarias que no tienen otra ley que la moda o los
prejuicios
.



. Entre la razón subjetiva y la realidad existen mediaciones –la
actividad de trabajar, los valores, el mismo inconsciente – que opacan, velan o
distorsionan el conocimiento y, por tanto, condicionan también la comprensión
de lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto.(11)



 



Entre
los pensadores de la sospecha, Freud es tal vez, quien desarrolló una de las
más terminantes críticas a la concepción moderna a la transparencia de la
conciencia, esto es a la capacidad
del
sujeto racional de conocer y controlar al mundo
y al propio yo. (12)



 



Recordemos que el mismo S. Freud estuvo preocupado por
cuestiones similares, resolviendo la tensión a favor de un proceso de
socialización que garantizara la internalización de un marco normativo en los
individuos para preservar la convivencia social. (13)





 



 



2- A
modo de conclusión:



 En los autores citados dentro de la primera
óptica
, hay una relativa coincidencia en cuanto a la inconveniencia de que
la costumbre adoptada y ejercida desde el hábito irreflexivo sea principal
fuente de referencia para la actividad de los individuos. En el mismo tenor,
puede constatarse una prevención hacia la ‘opinión pública’ como articuladora o
sustento de actitudes y acciones individuales. Algunos de ellos
(particularmente J. S. Mill, F. Nietzsche y J. Dewey) expresan sus reticencias
a que la doxa colectiva se
constituya en un referente obligado para el individuo. Antes bien, ella
conduciría a dependencias ilegítimas para un proyecto de individualidad libre y
creativa. (14)



 Del mismo modo, desde la segunda óptica, durante
la segunda mitad del siglo XIX en países como México y Argentina, las
dirigencias que se proponen instituir el Estado-Nación para superar las luchas
internas entre conservadores y liberales o entre unitarios y federales según el
caso, imprimen a la educación estatal un fuerte carácter socializador para el
nuevo ‘orden social’. Formación científica básica, formación cívica y laica,
son componentes principales del ideario de esa socialización educativa estatal;
y el maestro será el apóstol de esa misión. Cabe señalar que el imaginario
educativo devenido del afianzamiento del Estado-Nación en la modernidad pervive
aún contradictoriamente con el tan mentado proceso de globalización.



El recorrido por las visiones de los autores mencionados
respecto de los temas planteados anteriormente ofrece pistas para interrogarnos
sobre cuestiones que nos preocupan en nuestra actualidad. Entre otras:



 a) Respecto a la producción en masa de la opinión como diría J. Dewey, a cargo
actualmente del llamado cuarto poder y particularmente de la comunicación
mediática; fenómeno que también concurre a empobrecer nuestras propias identidades
culturales y nuestros propios lenguajes, a empobrecer por ende nuestras propias
autonomías. También, paradójicamente, se verifica la ausencia de un fondo común de verdades que supere la
fragmentación social y la incertidumbre que agobia todo intento creativo para
mejorar el estado de nuestras democracias.



  b) Cuestionarnos sobre la centralidad
del mercado y la fuerza centrífuga que genera para el sentido de la educación,
particularmente de la educación superior, en desmedro muchas veces de actividades
y fines relacionados con la formación cultural, la solidaridad y el compromiso
social; la influencia del “curriculum
oculto
” -en verdad  ‘develado’ si se lo refiere- en términos de hábitos y actitudes
que exacerban el interés utilitario
de ganar dinero.



 c) Preguntarnos sobre la validez y
pertinencia de la creciente preponderancia de opiniones despreocupadas de los fines no utilitarios de la educación –según se desprende del punto
anterior- que apuntan a concebir y realizar una democracia más cabal.



 d) Plantearnos, al fin de cuentas, si
las deficiencias de la política para satisfacer la representatividad social
sólo se responden desde el diagnóstico de la crisis de aquélla y de sus costos
para el gasto social, tal como sostienen ciertas opiniones públicas, ¿acaso la
crisis de la política no es también una crisis moral? Vale aquí transcribir
unas reflexiones de Nietzsche:



 “¿Dónde están en realidad para todos
nosotros, eruditos y no eruditos, grandes y pequeños, nuestros modelos y
celebridades morales entre nuestros contemporáneos, la encarnación visible de
toda creatividad moral en nuestro tiempo? ¿Adónde ha ido a parar (...) toda
aquella reflexión sobre cuestiones morales que en cualquier época ocupó la
atención de toda sociedad noble y desarrollada? Hoy no existen ni celebridades
ni reflexión alguna (...), no hacemos sino consumir el capital de moralidad que
acumularon nuestros predecesores y que nosotros no sabemos aumentar sino sólo
dilapidar (...) Se ha llegado a un punto en el que tanto nuestras escuelas como
nuestros maestros prescinden simplemente de una educación moral o se contentan
tan sólo con el mero formalismo; y ‘virtud’ es una palabra acerca de la cual ni
maestros ni escolares se arriesgan a pensar algo, una palabra pasada de moda de
la que es mejor burlarse; y malo cuando no se hace burla de ella, pues entonces
se es hipócrita”.(15)



  El
‘pensamiento único’ de la mano con el proceso de globalización han sido
generadores de la producción en masa de la opinión en los últimos
tiempos.  El sentido de esa producción impacta con particular resonancia
en políticas y análisis económicos de organismos y corporaciones
multinacionales o transnacionales,  en los que el mercado se instituye
como ámbito deseado o necesario, según sea la posición e intereses de quienes
los formulan, los representan, los ejecutan o los experimentan. La educación no
queda exenta de dicha resonancia; en parte porque el propio Estado-Nación es
más auditor que interlocutor de esas agencias, en parte porque la opinión
pública la concibe como vía para la no exclusión del mercado. Es obvio que no
es erróneo concebir a la educación de ese modo. El tema es otro cuando la
educación tiene como principal –cuando no único- cometido ese fin, en desmedro
de la consecución de otros bienes sociales, morales, culturales.



 No sé qué tanto
en la actualidad puede mantenerse que la educación sesgada por el interés y las
demandas del mercado conduce seguramente al éxito individual y,
concomitantemente, a la prosperidad social. No pocas veces se registran
frustraciones individuales, apenas disimuladas por condiciones precarias de
inserción laboral, cuando no imaginarios sociales que opacan con pesadumbre las
tesis optimistas sobre la educación como canal de movilidad social.



 Si, como
algunos analistas sostienen, la globalización ha socavado las bases
del Estado-Nación en cuanto a su autonomía y protagonismo para formular y
aplicar políticas públicas que garanticen calidad de vida a sus ciudadanos
-entre ellas las referidas a la educación-, cabe interrogarse entonces sobre la
diluida identidad y ejercicio de la ciudadanía; también sobre la pérdida de
autonomía de los propios individuos para elaborar y realizar sus proyectos de
vida. Otra cuestión a considerar, aunque merecería un particular análisis que
excede la intención de este trabajo, es la que genera el desarrollo y los
impactos de las tecnologías informáticas. Dichas tecnologías aportan múltiples,
casi inconmensurables, posibilidades de información. Pero la información así
obtenida no garantiza per se  comprensión y conocimiento; más aún,
puede obturar los procesos y competencias que conducen a ellas.



Las condiciones
de vida actuales para muchos ciudadanos, particularmente en algunos países
latinoamericanos, y su impacto negativo sobre los trayectos y rendimientos
educativos sugieren que la educación como servicio público (que no queda
restringido a lo estatal) debe ser acompañada por otras condiciones y bienes
que hagan más sustentable la inversión social en educación.



 La
afirmación de Freud sobre las tres profesiones imposibles (el psicoanálisis, la
pedagogía y la política), se interroga sobre la posibilidad de que una
propuesta pedagógica genere por sí sola autonomía. Al respecto señala:



  “...la
imposibilidad también parece consistir, particularmente en el caso de la
pedagogía, en la tentativa de volver autónomos a hombres y mujeres dentro del
marco de una sociedad heterónoma y, yendo aún más lejos en este enigma
aparentemente insoluble, ayudar a los seres humanos a acceder a la autonomía a
la vez que –o a pesar de que– ellos absorben e interiorizan las instituciones
existentes”.    



¿Cuál individualidad y cuál autonomía cabe esperar si no
en esta llamada “crisis del modelo”?



 Desde el
análisis de Nietzsche sobre los riesgos
que debe afrontar el hombre para constituir su individualidad y su autonomía,
irrumpe en la desesperanza del duelo por la muerte de la modernidad su sentencia:   “Vivir, en
general, quiere decir estar en peligro”. Cabe esperar que desde la ética, la
política y la pedagogía, con  pasión y creatividad, surjan respuestas para
atemperar el peligro y construir la utopía de otra modernidad.



 



 



 



 





 



 



 



 



 



 



 



El Trabajo Social en la coyuntura latinoamericana: desafíos para su formación, articulación y acción profesional

                                                                                                             I.        AUTORAS:

·         Magíster. Elsa Yolanda Cáceres - Magíster  Flavia María Manoni-Lidia Ruiz

                                                                                    II.        MODALIDADES DE TRABAJO:

Resultados de  investigaciones

                                                                                                    III.        EJE TEMÁTICO:

   Desafíos para la formación profesional en América Latina y Caribe

                                                                                                       IV.        CATEGORÍA:

Docente Investigador

 

                                                                                         V.        CORREO ELECTRÓNICO:

flaviamariamanoni@yahoo.com.ar

elsayolandacaceres@hotmail.com

 

                                                                                                      VI.        INSTITUCIÓN:

Universidad Nacional de Cuyo

Secretaria de Ciencia y Técnica

 Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

 

                                                                VII.        LUGAR DE RESIDENCIA DE LAS AUTORAS:

Mendoza, Argentina

RESUMEN:

En la sociedad del nuevo milenio se vienen observando vertiginosos y profundos cambios,  tales como el incremento absoluto y relativo de la pobreza, así como los fuertes procesos de exclusión y desafiliación social,  las transformaciones en el modelo político-estatal,  que se desarrolló a lo largo del siglo XX,  las transformaciones operadas  de la acumulación económica con escasa distribución de los ingresos, las nuevas características de los movimientos sociales, trazando  un escenario que impacta en la concepción sobre la intervención profesional del Trabajador/ra Social.

Estos procesos de cambio afectan la constitución de la identidad de los sujetos sociales, evidenciando la necesidad de nuevas categorías teóricas para nominar las situaciones y sujetos sociales, las lógicas organizativo-reivindicativas, superando la perspectiva de sistemas clasificatorios,  que más que explicar, ocultan o dificultan la comprensión real de la cuestión social y sus diversas expresiones.

Frente a la idea de un modelo único de interpretación de la realidad, es necesario advertir que ante la complejidad de la misma no son posibles hoy respuestas unívocas. Tanto desde el punto de vista teórico como desde las implicancias en la intervención social, del Trabajo Social se pretende superar una intervención lineal sobre las diversas problemáticas sociales.

Este punto pone en cuestión los reduccionismos que se evidencian en el Trabajo Social y nos plantea la necesidad de superar modelos de práctica profesional basados en supuestos dualistas y dicotómicos entre teoría/práctica, investigación /intervención, docencia/ejercicio profesional, y desde  otro ángulo, las tradicionales oposiciones entre práctica institucional/práctica comunitaria, trabajo social individual/trabajo social comunitario, desempeño profesional en el ámbito público/ámbito privado, etc.

En el ámbito del ejercicio profesional, los cambios en la cuestión social impactan en la complejización y ampliación de la demanda y en los diversos escenarios de la intervención profesional, que se expresan con claridad en procesos de conflictividad social, de constitución de nuevos sujetos, que exceden el Plan de Estudios vigente de la Carrera Licenciatura en Trabajo Social.

Con base a lo expuesto, se abren desafíos para diseñar nuevos dispositivos de intervención que contemplen la capacidad de desplazarse de lo micro a lo macro, de tener en cuenta criterios de factibilidad económica, de evaluar la sustentabilidad y el impacto de los programas; como así también la perspectiva de los procesos de constitución de sujetos sociales, donde son centrales ejes conceptuales como poder, conflicto, movimientos sociales, cultura popular, poder local, educación y comunicación popular. Creemos en este sentido que hay un proceso de constitución de nuestra disciplina fuertemente signado por una relación discursiva de externalidad. Las representaciones sociales referidas a la carrera, han operado desde los orígenes como fuente de ambigüedades , de incertidumbre de nuestras fronteras de indecisión de nuestros contenidos , y en este sentido cabe recordar que el sentido y la discrecionalidad de las profesiones no se define solo por el contenido discursivo y mucho menos por sola voluntad de los agentes profesionales sino que se define por su inserción en la dinámica social como práctica social específica condicionada por determinaciones objetivas y por la correlación de fuerzas vigentes.

 

Lo que se dijo del Trabajo Social y el análisis crítico.

Lo que se dijo del Trabajo Social y el análisis crítico.

AUTORA: FLAVIA MANONI

Reflexionar sobre lo que se dijo del Trabajo Social y realizar la lectura desde una perspectiva crítica nos lleva a intentar romper con el imaginario que refuerza una visión asistencialista del Trabajo Social Hoy.

“El tiempo histórico con su fin a cuestas, es un concepto que avanza devorándose a sí mismo. En esta línea seudo ascendente no se había profundizado el hecho como resultado de innumerables condicionamientos superpuestos, se privilegiaba el episodio por la complejidad de la estructura donde se insertaba”. María L. Garro.

 

Recorrer la Historia del Trabajo Social es el primer paso para poder analizar desde la óptica teórica de nuestro marco de referencia, lo que hemos expuesto anteriormente; este aspecto nos parece muy importante de interpretar, dado que en nuestra hipótesis hacemos referencia a conceptos tales como la compulsión a la repetición, imaginario social, ya definidos en el capítulo II. Estos, no pueden dejar de  relacionarse con el Trabajo Social dado que sirven de sustento para recaptar como se fueron expresando a lo largo de la historia del Trabajo Social y su estrecha relación con la lectura que se hacía de la cuestión social en las diferentes épocas. Por ello se han tomado algunos puntos de la Historia que ponen de manifiesto los orígenes del Trabajo  Social y su influencia a través del tiempo en el  imaginario social que alimentan el pensar y el hacer del Trabajo Social en la Actualidad.-

 

A-  QUE SE DIJO DE LA HISTORIA DEL TRABAJO SOCIAL.-

Desde los comienzos de la vida social, el sujeto se ha interesado por su prójimo, en distintas medidas, pero a partir del cristianismo, cobró su máxima expresión “la caridad”, con su sentido de amor al prójimo, y se acompañó esta idea con la de salvación divina.  Esta idea, “de salvación divina” a través de las obras que se realizaban en el mundo a lo largo la vida, es de elemental importancia para lograr comprender lo que luego se denominó Asistencia Social, cuya actividad  fundamental fue la de “ayuda a los carenciados de bienes materiales concretos” (dinero, alimentos, vestido etc.). Así la limosna, la caridad, la persuasión fueron las características esenciales de la metodología utilizada para la ayuda, a través de la Fe, la intuición, el sentimiento etc.

 

Signada de lo expuesto, es que nace esta profesión  como un conjunto de actividades dadas por las distintas instituciones públicas y privadas dedicadas a la caridad, filantropía y beneficencia. Pero se estaban dando los primeros pasos de un cambio radical a la ayuda de los pobres, mientras que en EE.UU, la ayuda quedaba en manos de instituciones privadas, en varios países Europeos, se plantearon sistemas de seguridad social fundada en una completa legislación. A diferencia de América Latina, España y Portugal, el Estado intervencionista, con la colaboración de instituciones religiosas católicas, es el que pasaría a sostenerlas a través de las denominadas “INSTITUCIONES DE BIENESTAR SOCIAL”. Con el correr del tiempo la ayuda se seculariza y se profesionaliza, signada por todo el movimiento positivista, intentando dar respuesta a los problemas sociales a través de metodologías que surgen de las ciencias sociales (ciencia entendida desde la lectura positivista).

 

Los llamados “reformadores sociales”: Juan Luis Vives,  San Vicente de Paul, Daniel Von der Heydt... fueron fundamentalmente pragmáticos. Recién a fines del siglo XIX, surge “la nueva etapa” (RACIONALIZAR LA ASISTENCIA CON BASES CIENTÍFICAS) inaugurada por la COS (Sociedad de Organización de la Caridad), en Inglaterra y luego a principios del XX, Mary Ricmond, en Estados Unidos, retoma algunos aspectos, para reorganizarlo con bases científicas, dando origen, a la profesión como tal.

 

Mary Richmond, se plantea la necesidad de investigar para diagnosticar  y de esta forma, poder realizar el tratamiento adecuado, es decir  intervenir con mayor eficacia en las situaciones problema. Así se marcan los primeros esbozos de esta profesión como tal, la que sigue rotulada bajo una visión asistencialista. 

 

Esta iniciativa fue sistematizándose, y la acción se fue perfeccionando con los diferentes aportes de las otras ciencias, de allí deviene una profesión muy influenciada por la concepción funcional estructuralista.

 

En la  época del desarrollo de la Alianza para el Progreso aparece el movimiento llamado Desarrollismo y,  con él, una fuerte reconversión en la formación de estudiantes  y profesionales  y con una consecuente redefinición del campo profesional.

 

Frente a ésta situación en las unidades académicas comienza  a gestarse el movimiento de reconceptualización, resurgiendo con él,  el trabajo comunitario. Sus premisas eran: concientización, movilización, participación para el cambio de estructuras y la liberación. 

 

En esta época, el campo profesional estaba determinado por el rol del trabajador social, el cuál se consideraba a sí mismo “un agente de cambio”; así se pasó de una formación tecnocrática aséptica a una formación fuertemente ideologizada.

 

Hasta hoy el trabajo social ha estado montado sobre un imaginario social determinado por una identificación con el objeto de trabajo “el pobre, el desvalido”. El problema radica en que desde este punto de vista el campo profesional se  reduce a la cuestión de la pobreza y por  ende, a la asistencia al pobre merecedor.

 

B- Análisis critico de la HISTORIA DEL TRABAJO  SOCIAL.-

 

Comenzamos afirmando que el apostolado, la filantropía y el asistencialismo,  crean y legitiman  la alienación del sujeto y que a lo largo de nuestra historia estos conceptos han sido disfrazados en beneficio de los que gozaban del poder.-

 

Si nos remontamos a la Historia, ya desde la antigüedad  hay referencias de las diferentes formas de ASISTENCIA o  AYUDA.

 

En Grecia, Egipto, Italia por mencionar algunos de los diferentes puntos del mundo antiguo, se dieron diversas formas de asistencia, las que tienen su origen hace aproximadamente 3000 años antes de Cristo, en las  Cofradías del Desierto. La asistencia en esta época y en momentos posteriores se distinguía por la caridad transitoria o eventual, en la visita domiciliaria, en la entrega de alimentos, ropas, en fin en bienes materiales”.

 

En un recorte subjetivo de esta incompleta historia, tomamos los pensamientos de los filósofos griegos y latinos entre los que podemos mencionar a: Aristóteles, Platón y Séneca, quienes comenzaron a pensar en “la mejor forma de realizar la asistencia, con el objetivo de hacer esta asistencia más racional y sistemática”. También esto fue teñido de una fuerte ideología: “La de los pobres merecedores”.

 

Con la llegada del Cristianismo, se extendió el concepto de asistencia, sumándole a la concepción de caridad el de justicia social, bajo la ideología que profundizaba la fase espiritual de la caridad. Esto significó que no sólo el pobre debía ser asistido en aspectos materiales, sino también un aspecto importante era la enseñanza de las escrituras y la fe cristiana.-

 

La organización  de la práctica de la asistencia como fe cristiana fue tenida en cuenta en varios Concilios, y fue objeto de estudio de destacados teólogos y miembros ilustres de la Iglesia, entre los que mencionamos a: San Agustín, San Ambrosio, Santo Domingo, pero el más importante organizador de la doctrina fue Santo Tomás de Aquino, quien ubicó a la caridad en uno de los pilares de la fe. En toda esta época la bandera que se levantaba era la de la caridad para con los pobres, pero aunque   esto fue impulsado en muchas ocasiones por personas con ideales de “ayuda a los débiles”, algunas  de las manifestaciones de parte de este tipo de asistencia, tanto en forma deliberada como de aquellos que lo hacían el pro de un ideal, es relevante mencionar que generaban prácticas de sometimiento, explotación, represión y dominación política e ideológica  que fueron disfrazadas bajo el apodo de CARIDAD.

 

Por lo que podemos concluir que desde la Edad Media hasta el siglo XIX, la asistencia fue utilizada como medio para controlar la pobreza y someter a los pobres para perpetuar la servidumbre. La propia Iglesia Católica aunque se pronunciaba a favor de los humildes se aliaba con la burguesía, tornándose un factor preponderante en las luchas de poder. En el siglo XVI, el tráfico mercantil se apoderó de tal manera de la estructura de la Iglesia que la venta de indulgencias y de perdón se volvieron un hecho natural para “ganarse el reino de los cielos”.

 

El Teólogo y monje Martín Lutero, se separó de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que se encontraba bajo los designios del PAPA, criticando ampliamente el mercantilismo antes mencionado. Este hecho generó una gran reforma religiosa, dividiéndose a la Iglesia en Protestantes y Católicos.

 

Durante este periodo diversas disputas se suscitaron incluida  la practica de la asistencia que proponía las reformas Luteranas. Estas  no influyeron en todos los países por igual. En España, Italia, no tuvieron mucha cabida, pero imperaron notoriamente en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.-

 

Entre las enseñanzas de Martín Lutero se plantea “que el cumplimiento de los principios de la fe era responsabilidad de cada persona, y la organización de la práctica de la asistencia era responsabilidad del Estado y no de la Iglesia”. Un siglo después  en el  XVII,  San Vicente de Paul intentó restablecer las bases  cristianas de la asistencia. Sus nociones tuvieron gran influencia en la sociedad pero un siglo más tarde con la revolución francesa, la nueva organización societaria y el orden jurídico que derivan de dicha revolución, cambian nuevamente el cimiento de la ayuda, colocando a todos el deber de prestarla,  separa esta función del Estado para dársela a todos los individuos, pero en realidad no quedaba en manos de nadie. Al ser dejada “al libre albedrío”, la burguesía se aprovechaba de la ayuda para dominar a los pobres, y así fortalecer el sometimiento de los mismos.

 

La racionalización (distribución)de la ayuda, se aplicó al terminar el siglo XIX, planteándose una alianza  entre la burguesía Inglesa, la  Iglesia y el Estado, así surge la COS, Sociedad de Organización para la Caridad.

 

Citando a Lucía Martinelli,  en su libro el Servicio Social: Identidad y alienación extraemos el siguiente párrafo que ilustra  la función de la asistencia en la época “De la función económica de la asistencia, según era concebida por la burguesía- garantizar la expansión del capital-, derivó otra igualmente importante- la función ideológica-, la cual se adhirió  fuertemente a la práctica social expresándose a través de la tácita o explícita represión sobre la organización de la clase trabajadora y sobre su expresión política.”

 

Cuando se plantea, la función ideológica,  que era la estrategia que tenía la burguesía para no dejar alcanzar la amenaza de la clase obrera en el nivel político, la función se fue desarrollando como derivación de la económica, aquí hacemos referencia a la función de CONTROL, del proceso social y de las condiciones de vida humana “ajustándola”, “adaptándola” a los moldes que establecía la sociedad burguesa.-

 

Citando nuevamente a Martinelli: “La tarea asumida por la Organización de la Caridad: Racionalizar la asistencia y organizarla con bases científicas en verdad terminó constituyendo una estrategia política a través  de la cual la burguesía procuraba desarrollar su proyecto de hegemonía de clase. Ganando una dimensión económica bastante evidente, la asistencia se colocaba como un mecanismo, entre otros, accionado por el estado Burgués para garantizar la expansión del capital”. –

 

Atender los intereses de la Burguesía, es la faceta que el asistencialismo  mantuvo en el tiempo. El siglo XX despertó con una nueva  cuestión Social que no podían resolver tan fácilmente; entre ellas una que se arrastraba de fines de siglo anterior como “la gran depresión Europea”, y con ella el aumento de la migración  de Europeos a EE.UU. Los problemas políticos, sociales, económicos que comenzaron a hacer eclosión con la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa en 1917, la crisis del 30, impactó fuertemente en el desempleo, este  alcanzaba valores estremecedores, no sólo en Europa, sino también en EE.UU., la pobreza y todos la problemática asociada a ella aumentaba a pasos agigantados. Las alternativas para cambiar ese horizonte no era visualizada por la clase dominante, que en ese momento se había asociado al Estado para dar solución a los problemas económicos.- Los trabajadores europeos  en el siglo XIX habían desarrollado fuertes manifestaciones de lucha organizada. Estos  comenzaron a fortalecer su práctica sindical uniéndola a  estrategias políticas. “La base construida a través de la práctica sindical y la militancia orgánica en sus asociaciones y partidos, le había cambiado la cara del movimiento de los trabajadores europeos”.

 

El capitalismo se encontraba frente a una economía empobrecida, donde se daba el enfrentamiento entre el proletariado  y los representantes del capital.  Aquí la cuestión social era el centro de estudios de la mayoría de los intelectuales de la época.  La pobreza y la situación social vivenciada por ella se complicaba, con la imposibilidad  por parte de la clase dominante y del estado para poder hacer frente a esta problemática en la época pensada con la reactivación de la economía.

 

En este momento histórico se empezó a dar una nueva forma de capitalismo “capitalismo monopolista” donde se sustituyo la anterior competencia entre capitales por una asociación entre los mismos, surgiendo nuevos  mecanismos de captura de los excedentes.

 

El hecho descrito fortaleció nuevamente el poder burgués a principios del siglo,  coercionando significativamente a los trabajadores para trabar su organización, logrando así entre el 30 y el 40 que el derecho a asociarse fuera impugnado,  esto llevo a detectar y a reprimir a los sindicatos.  Los capitalistas representados por los dueños de las empresas instrumentaron un sistema de vigilancia hacia los trabajadores tanto en los sindicatos como en las propias fabricas. Este control era ejercido a través de las figuras de los “policías” que utilizaban la violencia para reprimir a todos aquellos miembros que ejercían algún cargo de dirección en el sindicato y a sus seguidores. Esta represión no logró el efecto esperado, muy por el contrario los trabajadores cada vez tomaban más conciencia de sus fuerzas.

 

La clase dominante presionada por estas “fuerzas renovadas” y al no poder controlar a los trabajadores pauperizados, intento buscar una nueva alternativa para seguir ejerciendo el poder, surgiendo así  el apoyo de aquellos agentes que “inventó” para poder dominar esta cuestión social.  En este contexto surge la profesionalización del trabajo social. El personaje más destacado de esta profesionalización, fue Mary E. Richmond, quien suponiendo que ayudaba a los pauperizados, legitima  este hacer sistematizándolo, tomando la idea de la clase dominante plantea que todos los problemas sociales que se daban en la época estaban indudablemente relacionados con problemas de la personalidad y desadaptación del individuo, por ello si se reformaba esa personalidad y se modificaba el sujeto, se lograría una mayor equidad social.

 

De acuerdo a la concepción epistemológica de la época esta adaptación no debía ser percibida por los sujetos a adaptar. Adoptada esta concepción y mediada por la filantropía, aparece perdiendo fuerza el apostolado, la sistematización de Mary Richmond seduce a la burguesía, quienes junto al Estado aceptan y fomentan la creación del Servicio Social como profesión, En este sentido. Mary Richmon  sistematiza el trabajo realizado y se pasa del "voluntariado" al "Servicio Social" y con ello  su posibilidad de incluirse como disciplina profesional.

 

       Bajo esta cosmovisión son  creadas en América Latina las primeras escuela de Servicio Social.

 

El Trabajo Social, en América Latina se distinguió por hacerse cargo de la Población  que ocupaba un lugar marginal en la economía de mercado capitalista.

 

     A menos de 100 años de su nacimiento son muchos los aportes y cambios que se han tratado de realizar en la redefinición del campo profesional del trabajo social. Estos si bien han sido superadores de etapas anteriores, no alcanzan  a forjar modificaciones estructurales.

 

En este contexto en América Latina la profesión nace como un conjunto de actividades dadas por las instituciones públicas y privadas dedicadas a la caridad, filantropía y beneficencia.

 

Esta iniciativa fue sistematizándose, y la acción se fue perfeccionando con los diferentes aportes de las otras ciencias.

 

       En la época del desarrollo de la Alianza para el Progreso aparece el movimiento llamado Desarrollismo y, con él, una fuerte reconversión en la formación de estudiantes y profesionales que se forman en metodologías y técnicas que se sienten más comprometidos a pesar de la consigna imperante que es la de ser asépticos. “Se separan del apostolado para profundizar en la Asistencia y Ayuda al carenciado, incluidos en planes y proyectos de políticas sociales propuestos por la alianza para el progreso”, Concepción que proponía una quehacer aséptico.-

 

       Frente a esta situación en las unidades académicas comienza a gestarse el movimiento de reconceptualización, enfatizando con él, el trabajo comunitario, pero proponiendo al Trabajador Social una fuerte ideología de involucramiento y compromiso que se manifiesta en una identificación total con el objeto de trabajo.

 

     Sus premisas eran: concientización, movilización, identificación, participación para el cambio de estructuras, para la liberación.  El campo profesional estaba determinado por el rol del Trabajador Social el cuál se consideraba a sí mismo  “un agente de cambio”; así se pasó de una formación tecnocrática aséptica a una formación fuertemente ideologizada.

 

        Luego de una época oscura por la que pasaron los países latinoamericanos, “la represión”, donde se instaló la dictadura militar, cerrando las Unidades Académicas de Trabajo Social, bajo “la certeza de que estas desestabilizaban el orden social

 

Posteriormente se reabren estas Escuelas con nuevos planes de estudio absolutamente apostólicos, y de control, ilustra esto  el decir de uno de nuestros informantes claves: que al volver  a la Democracia, se encuentra con entidades de formación de asistentes sociales que parecían, más dedicada a formar catequistas que “Profesionales”.

 

Hasta hoy se festeja como día del Trabajador Social el 2 de Julio, y si analizamos esta fecha nos remontamos a que su selección tiene que ver con que es el día de la visitación de la Virgen. Como podemos visualizar hasta este momento es: un ir y venir del trabajo social, de la filantropía al Apostolado y del apostolado a la filantropía..-

 

Teniendo en cuenta los conceptos vertidos en nuestro marco teórico, nos preguntamos  si es cierto que el Trabajador Social repite esta función apostólica, filantrópica y asistencialista, con el objeto de conseguir una mayor economía de gasto psíquico, o como dice Lacán: esta repetición, homologando a Freud, va a seguir dándose, dado que el mero hecho de repetir es tratar de encontrar alternativas posibles, y que es, al decir de Lacán, encontrar aquello que hicimos mal y que queremos reparar.-.

 

 

 

 

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